«El día del fin del mundo», Czesław Miłosz.

El día del fin del mundo  
La abeja gira encima de la flor de capuchina  El pescador repara una red brillante.  En el mar los delfines saltan alegres,  Los gorriones jóvenes se agarran del canalón  Y la serpiente tiene piel dorada, como la debe tener.   El día del fin del mundo  Las mujeres cruzan el campo bajo las sombrillas,  Un borracho se duerme a la orilla del césped,  En la calle pregonan los verduleros  Y una lancha con vela amarilla llega a la isla,  El son del violín en el aire persiste  Y abre la noche estrellada.   Y quienes esperaban relámpagos y truenos  Están decepcionados.  Y quienes esperaban señales y trompetas de arcángeles  No creen que esté sucediendo ya.  Mientras el sol y la luna están arriba,  Mientras el abejorro visita a la rosa,  Mientras nacen los niños rosados,  Nadie cree que esté sucediendo ya.   Sólo un viejito cano, que hubiera sido profeta,  Pero no es profeta porque tiene otro quehacer,  Dice amarrando los tallos de tomates:  No habrá otro fin del mundo,  No habrá otro fin del mundo.    Autor:  Czesław Miłosz

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